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sábado, 1 de marzo de 2025

Mejor acción que solo intención

La acción más pequeña es mejor que la intención más grande: el poder de hacer en lugar de solo desear

En la vida cristiana y en el desarrollo personal, es común tener grandes sueños, deseos nobles e intenciones sinceras. Sin embargo, una verdad universal nos recuerda que "la acción más pequeña es mejor que la intención más grande". Esta frase, atribuida a múltiples pensadores, nos desafía a pasar de las palabras a los hechos, de los deseos a las acciones concretas, por pequeñas que sean.

1. La brecha entre la intención y la acción

Las intenciones son el punto de partida de muchas cosas buenas. Sin embargo, sin acción, se quedan en simples pensamientos o deseos no cumplidos. La Biblia nos habla claramente sobre este principio:

"Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?" (Santiago 2:14). Este versículo subraya que la fe sin acción es estéril. Tener una intención de ayudar, de perdonar o de amar no tiene impacto si no se traduce en un acto tangible.

El mismo Jesús narró la parábola de los dos hijos (Mateo 21:28-31). Uno dijo que iría a trabajar a la viña, pero no fue; el otro, aunque inicialmente se negó, finalmente fue. Jesús destacó al que actuó, mostrando que lo que realmente cuenta es lo que hacemos, no lo que decimos.

2. El poder de las pequeñas acciones

Las grandes transformaciones comienzan con pequeños pasos. A veces subestimamos el impacto de una acción pequeña, pero cada esfuerzo, por insignificante que parezca, tiene el potencial de cambiar vidas.

Proverbios 3:27 nos anima: “No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo”. Esto nos recuerda que, si bien las intenciones pueden ser buenas, lo que realmente cuenta es el momento en que convertimos esa intención en acción.

La Madre Teresa de Calcuta lo expresó de manera poderosa: “No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor”. Ella entendió que cada pequeño acto de bondad es una semilla de cambio, tanto en la vida de quien recibe como en la de quien da.

3. Cómo pasar de la intención a la acción

  1. Comienza con lo que tienes: No esperes a tenerlo todo resuelto para actuar. Usa lo que tienes a tu alcance. Jesús multiplicó los cinco panes y dos peces de un niño para alimentar a miles (Juan 6:9-13). No fue la magnitud del recurso, sino la disposición de entregarlo lo que hizo la diferencia.

  2. Da el primer paso, aunque sea pequeño: No necesitas resolver todo de una vez. Si deseas ayudar a alguien, comienza con un mensaje de aliento. Si sueñas con un proyecto, da el primer paso en la planificación. La acción inicial genera un efecto dominó.

  3. Ora y pide dirección: Muchas veces, las intenciones se quedan en el camino porque no sabemos por dónde empezar. Pídele a Dios sabiduría y guía. El Salmo 37:23 nos asegura: “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino”.

  4. Hazlo con amor y sin esperar nada a cambio: Muchas veces la falta de acción proviene del temor al rechazo o la desilusión. Sin embargo, Colosenses 3:23 nos anima: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.

4. Ejemplos bíblicos de pequeñas acciones con gran impacto

  • La ofrenda de la viuda: Jesús destacó la ofrenda de una viuda pobre que dio solo dos pequeñas monedas, diciendo que había dado más que todos, porque dio de lo poco que tenía (Marcos 12:41-44). Esta pequeña acción fue un testimonio de fe y generosidad.

  • El Buen Samaritano: No salvó al mundo, pero su pequeña acción de ayudar a un hombre herido fue un ejemplo eterno de amor al prójimo (Lucas 10:25-37).

  • Andrés, el discípulo de Jesús: Aunque no fue tan prominente como Pedro o Juan, Andrés llevó a su hermano Simón Pedro a conocer a Jesús (Juan 1:40-42). Esta acción aparentemente pequeña ayudó a formar a uno de los líderes más influyentes del cristianismo.

Conclusión: El impacto eterno de cada pequeña acción

Cada día tenemos la oportunidad de cerrar la brecha entre nuestras intenciones y nuestras acciones. Una llamada, un gesto amable, un acto de servicio, una oración… cada pequeña acción es una semilla que puede florecer en algo grande.

El pastor y escritor Rick Warren dijo: “Lo que haces con tu vida no es para tu propia satisfacción, sino para un propósito eterno”. Cuando actuamos, por pequeña que sea la acción, estamos participando en el plan de Dios para impactar a otros y traer luz al mundo.

Recordemos siempre que la acción más pequeña es mejor que la intención más grande. Cada paso de obediencia y amor es un reflejo de Cristo en nosotros. Que no seamos solo personas de grandes intenciones, sino de acciones concretas que marquen la diferencia en la vida de quienes nos rodean.😊 


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Encarnación, Py -Ciudad de Dios

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